lunes, 26 de agosto de 2013

LO QUE LA UNIVERSIDAD NO DA


Felipe Ortiz de Zevallos en agosto del 2006 frente a sus alumnos de integrantes de la promoción de diversas facultades de la Universidad del Pacífico, plateó una serie de reflexiones, posiblemente en reconocimiento del vacío de formación que las  universidades dan a sus alumnos tal vez aprovechar el momento para cumplir con algo que la universidad no les había dado en sus aulas; esta reflexiones los planteó en siete aspectos:
El primero, pidió a sus alumnos que cuando tengan tiempo "oler las flores", en la que expresó su ternura y amor hacia lo sublime y profundo del ser humano, hecho que a no dudarlo a los seres humanos nos falta o no la cultivamos.
El segundo, vean menos televisión y lean más libros; efectivamente el mundo de hoy, la juventud y hasta los adultos estamos más pendientes de la televisión y hasta llegamos al extremo que dichos actores son los que nos marcan la agenda de gobierno, la vida y el pensamiento y diálogo de la población. Perdimos el hábito de la lectura, cada vez leemos menos, ni qué decir de la comprensión. Las familias prefieren que sus hijos vean televisión para evitar que los molesten y no se da cuenta el daño que le estamos causando.
El tercero, dice: no acepten aquellos signos de estatus cuyo valor no reconozcamos; es que los modelos paradigmáticos del prestigio en la sociedad han cambiado a través del tiempo, parafraseando a Alejandro el Magno en su relación y búsqueda a Diógenes el filósofo decía: “vivir por uno mismo resulta una mejor manera de afirmar que no hay que darle relevancia a las modas del prestigio”. En sus Meditaciones, el emperador Marco Aurelio afirmaba: “Tu decoro no depende del testimonio ajeno. ¿Acaso mejora lo que es alabado? ¿Acaso empeora una esmeralda si no es elogiada? ¿Y qué decir del oro, del marfil, de una flor o de una pequeña planta?. Estas palabras nos orientan con gran claridad de que el hombre debe ser uno mismo y no lo que los otros nos quieren poner o imponer; la nobleza esta en nosotros mismos.
El cuarto, dice: recuerden que siempre habrá una verdad mejor a la que tengan. Esta afirmación es contundente a que siempre se debe actuar con humildad y sabiduría humana y no pensar que somos el dueño de la verdad, creer que sabemos todo nos lleva a afirmar nuestra ignorancia de la dimensión del mundo y de la amplitud de conocimientos que la humanidad ha desarrollado hasta hoy.
El quinto es, aprendan de sus fracasos. Con gran claridad dice que no siempre aquel que nunca fracasó es que demuestra su excelencia. Afirma que nuestro carácter que finalmente logremos moldear en nuestras vidas no se va manifestar en el cómo reaccionamos frente al éxito, sino cómo actuamos frente al fracaso. Estos temas lo aprenderemos en la universidad de la vida; hay que mantener nuestra confianza y saber que la excelencia no es lo mismo que el éxito.
El sexto consejo, mantengan un saludable escepticismo, pero rechacen el cinismo. Cuánta verdad en ello, el escepticismo es preguntar, cuestionar, dudar, no ser un ingenuo, estar siempre abierto a los demás, a las nuevas ideas, creer en lo que lo que nos da la ciencia como lo nuevo, etc. Por el contrario el cinismo es creer que uno tiene la verdad, creerse que uno tiene la respuesta de todo, cuando a veces ésta está lleno de prejuicios y sin razones.
El séptimo consejo, descubran la manera de recargar el entusiasmo por lo que hacen. Entusiasmo para los griegos es “tener un dios dentro de sí”. Es que nuestras potencialidades humanas está en nosotros mismos, y dice el autor: “la mayoría de los niños lo tienen, y con la edad uno muchas veces lo pierde. Busquen la manera de alimentarlos y recargarlo continuamente”. Ponerle alegría y entusiasmo a las cosas que hacemos, nos hace más fácil lograr lo que nos proponemos.  
Esta reflexión que podría parecer simple, nos lleva a lo más profundo de nuestro ser, la esencia humana no está en la cantidad de conocimientos uno tiene, sino en la actitud que podamos mostrar en el grupo social que uno se desenvuelve.
Si bien es cierto que el rol de la universidad y las instituciones superiores es formar buenos profesionales (economía, administración, contabilidad, psicología, educación, etc.) también se debe buscar que los profesionales sean líderes, se conviertan en agentes de cambio y puedan contribuir con el desarrollo nacional.
Econ. Alberto Eber Contreras Mariño   

 

martes, 21 de mayo de 2013

TAN SOLO PIDO UN PUNTO DE APOYO


Dame un punto de apoyo Señor, si tú me oyes,

Si es que llega hasta ti mi voz cansada.

Señor.

No te pido riqueza, ni dicha, ni gloria;

No te pido un ensueño, ni un absurdo;

Tan solo te pido, y te pido Señor

Si es que me oyes, ¡Sólo un punto de apoyo!

Para lograr lo que me he propuesto,

Servir a mi pueblo, contribuir con su desarrollo,

Volcar mi experiencia profesional  con honestidad,

Transparencia  y seguridad de mis convicciones.

Pido a mi familia su comprensión y amor;

No les fallare:

¡ Por que seguro estoy de que lo puedo hacer!
 

miércoles, 18 de julio de 2012

Eres El Resultado De Ti Mismo

Tú eres el resultado de ti mismo no culpes a nadie nunca, nunca te quejes de nadie ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que quieres de tu vida. Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte a ti del fracaso, para volver a empezar corrígete, el triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.


Nunca te quejes de tu pobreza, tu soledad o tu suerte, enfréntate con valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos y las pruebas que has de ganar.

No olvides que la causa de tu presente, es tu pasado como la causa de tu futuro es tu presente.

Aprende de los fuertes, de los audaces, imita a los valientes, a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.

Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y los problemas sin alimentarlos morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos.

Mírate en el espejo de ti mismo comienza a ser sincero contigo, reconociéndote a ti mismo y serás libre y fuerte, y dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tú mismo eres tu destino y nadie puede sustituirte en la construcción de tu propio destino.

Levántate y mira por las mañanas y respira la luz del amanecer.

Tú eres parte de la fuerza de tu vida ahora, despierta, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida.

Nunca pienses en la suerte porque la suerte es: el pretexto de los fracasados.

(Pablo Neruda)                                                                     http://www.quien.net/pablo-neruda.php

¿Ella o yo?

Se sentía agobiado, acorralado. No tenía idea de cómo salir de ese atolladero, tenía que tomar una decisión. Pero, ¿cuál sería? Ella lo presionaba de una manera impiadosa, lo perseguía, lo controlaba. Todo comenzó en el momento en que ella enunció esa maldita frase, que más que una frase en si misma encerraba una pregunta.

“Piénsalo muy bien y después me contestas”, le dijo ella, “¿Ella o yo?

En realidad, esa era “la pregunta”. Esa que lo cambia todo. Esa que da visos de seriedad, de compromiso de todo y de nada a la vez. La misma que pone un hasta aquí, que obliga a elegir, a tomar posiciones a hacerse cargo, a determinar de qué lado se está y con quien. Esa pregunta tan repetida, tan usada, tan dicha por todos. Y tan original al mismo tiempo.

Porque para que sea creíble, solo puede usarse una sola y única vez. Porque es determinante, y no tiene vuelta atrás. No es algo que deba usarse livianamente, es algo que debe pensarse para hacerse y mucho más para dar una respuesta. La idea de tener una amante en un principio le atrajo, luego lo sedujo y posteriormente lo obsesionó. Se le hizo carne, fue su norte y su meta.

Debía conseguirla, hacer realidad sus sueños, sus fantasías. Había escuchado historias, por supuesto todas geniales, que describían las bondades del tener una amante, Era un estado ideal, todo era a pedir de boca. Una amante le daría todo lo que él necesitaba, satisfaría sus instintos polígamos. Rompería la rutina, cumpliría el sueño de la geisha propia. Al fin él iba a ser el centro del universo, eso era lo único que importaba.

El era un hombre importante, y un hombre de su posición podía darse ciertos lujos, tener ciertas excentricidades. Todos en su círculo lo hacían Él, al igual que los demás, necesitaba un cable a tierra. Entonces ¿por qué no iba a poder hacerlo? Se dio permiso, se felicitó por la decisión y comenzó la búsqueda. Después de unas semanas encontró lo que buscaba. Una chica mona, joven, que cumplía con todos sus requisitos. Pilar había venido del interior hacía poco tiempo. Lo primero que hizo al llegar a la gran ciudad fue recrear, hermosear un poco su “biografía”. Modificó todo cuanto se le ocurrió y pudo de manera que todo cerrara para lograr su objetivo.

Otras de las modificaciones que transformaron su existencia, y la hicieron mutar de patito feo a cisne, consistieron en cambiar su color de pelo, su nombre, y alguna que otra cosita. Ella era muy ambiciosa, quería subir en la escala. Menos trabajar iba a hacer lo que fuera para conseguirlo.

Cuando estuvo convenientemente mutada, se hizo asidua concurrente a lugares donde asistían señores con buen pasar, y tenían avidez por conocer bellas mujeres. Así es como conoce a Pedro. Desde el primer momento todo quedo perfectamente claro, el delimitó cual era el rol de cada uno. Y lo que ella recibiría a cambio.

Ella estuvo de acuerdo con el rol que le había tocado y lo que conseguiría desempeñándolo. Pedro compró dos teléfonos móviles de distintas empresas, sólo se comunicaban a través de ellos. Si uno de los teléfonos estaba apagado, el otro estaba fuera de su mundo. No había preguntas, ni falsas respuestas, ni reclamos.

El nunca habló con nadie de Pilar, ni con sus amigos, ni con su analista. Ella tampoco habló con nadie de Pedro, no tenia amistades, y su familia había quedado olvidada en un pueblito del que ella ni siquiera recordaba el nombre. Ella estuvo de acuerdo, al menos en principio, con el acuerdo al que habían arribado, pero la ambición comenzó a acicatearla, a cuestionarla, a hacerla sentir insatisfecha, insignificante.

Los años pasaban, y ella seguía estancada en su rol de amante no muy amada. Comenzó a desesperarse, a buscar otras vías, otros medios que le permitieran lograr ese ascenso. No podía ser su amante eterna, debía ser algo más. Su esposa, por ejemplo. Había fijado su meta, ahora debía llegar a ella como lo hacía siempre, a través de un atajo. Ese atajo fue dando un primer paso, un paso firme y seguro.

Hizo investigar a Pedro, quiso saber todo sobre él, era la única manera de lograr lo que quería. Supo después de varios años como estaba compuesta su familia, donde vivían, el nombre de su esposa, cuáles eran sus actividades, etc. No dejó nada librado al azar, no podía dejar nada librado al azar.

Un día Pilar llamó a Pedro a su trabajo, el quedó atónito. “Necesito verte”, le dijo. “¿Cómo conseguiste este número?”, le pregunto Pedro. “Eso no importa”, le dijo ella. “¿Dónde nos vemos?” Pedro estaba asustado, presintió, y no se equivocó en eso, que ella era capaz de cualquier cosa. “Paso por tu casa en media hora, ¿te parece?” “Perfecto”, le dijo Pilar.

Cuando llegó a su casa, ella hizo ciertos comentarios que ponían de manifiesto que Pilar manejaba información. Pero él no le dio mayor importancia. Ella le dijo que sin darse cuenta se había enamorado de él, que no podía vivir así, que necesitaba algo más. Que lo necesitaba. Fue en ese preciso momento que surgió:

“Elegí Pedro, ella o yo”. “No me contestes ahora”, le dijo, “Piénsalo…”

“Está bien”, le dijo él. “Te prometo que voy a pensarlo.” Pedro salió de su casa reprochándose como se le había ocurrido en primer lugar tener una amante, y en segundo tener a una mujer como Pilar como amante. Ambas cosas eran una locura, un riesgo.

Ahora toda su vida estaba en juego, y él a punto de perderlo todo. ¿Qué haría? ¿Cómo iba a salir de esto? Pilar no se conformaría con un: “La elijo a ella”. Ella tiene información, eso es seguro pensó. Me llamó a la empresa, podría llamar a mi mujer, a mis hijos. Pedro estaba desesperado, y la desesperación no trae buenas ideas ni hace tomar sabias decisiones.

Pedro lo pensó, lo meditó y finalmente vio la luz. La solución era simple. Casi más simple de lo que él creía. Así que llamó a Pilar y le dijo: “Tomé mi decisión. Este fin de semana nos vamos de viaje.” Pilar estaba feliz, exultante, había logrado lo que quería, su meta estaba allí, casi podía sentir el brillo del triunfo en su rostro. Qué bien se sentía, si pudieran verme ahora mis compañeras de colegio, la gente del pueblo, que envidia les daría, pensó.

El viernes por la tarde Pedro pasó a buscarla en su auto.

“¿Adónde vamos mi amor?”, le dijo ella.

“Esa es tu sorpresa”, le respondió él.

Pedro manejó hasta que oscureció, luego busco un hotelito modesto pero muy acogedor, donde pasaron la noche. Al otro día se levantaron muy temprano y prosiguieron el viaje. Hasta llegar a un lugar paradisíaco, apartado, maravilloso. Estaba rodeado de montañas, había un pequeño río. Que a fines del invierno se convertiría en un gran río alimentado por el agua del deshielo, vegetación y aire puro.

Casi era medio día, el sol estaba en su esplendor iluminando un cielo cerúleo salpicado por algunas nubecitas blancas. “Llegamos”, le dijo Pedro. “¿Te gusta el lugar?”

“Me encanta”, le contestó ella.

“Qué bueno”, le respondió él.

“Porque lo elegí especialmente para vos”.

Tomó la cabeza de Pilar entre sus manos, la besó y con un hábil y seguro movimiento rompió su cuello. Cavó un pozo muy profundo. Pronto, cuando el río creciera, la naturaleza haría el resto…

                                                                                       Recopilación: Alberto E. Contreras Mariño

viernes, 30 de octubre de 2009

ENTRE EL ODIO Y EL AMOR

Lucila había tenido una vida difícil, pero los últimos años habían sido los peores de su vida. Cuando tenía 8 años sus padres habían muerto en un accidente. Desde ese momento, ella había quedado a cargo de su abuela y su tía. Su abuela era una persona dulce, sensible, una mujer humilde, trabajadora. Quería mucho a su nieta y le daba todo cuanto podría. Sobre todo amor, cariño y comprensión que era lo que a la niña le faltaba, al faltarle sus padres. La tía en cambio era una persona con una gran amargura, egoísta, malhumorada, rígida.
Ella tenía una historia larga, plagada de infelicidades, desamores y desencantos. Se había enamorado del hombre equivocado, el padre de Lucila, pero él tuvo el mal tino de fijarse en su hermana menor y enamorarse de ella. Esa era una de las razones por la que convertía a la niña en el blanco de descarga de todo su odio y frustración. Lucila era el símbolo viviente del amor de sus padres. Y por lo tanto el eterno recordatorio de su infelicidad. No podía soportar su presencia, trataba de ignorarla, pero no podía contenerse. Cuando su madre no estaba en casa, maltrataba a la chica física y verbalmente, la humillaba, la denigraba. Lucila era muy parecida a su madre, y soportaba todo con estoicismo, con la convicción de que ya vendrían tiempos mejores. Su abuela trataba de evitar esas situaciones reprendiendo a su hija. Trataba de hacerle entender infructuosamente que la nena nada tenía que ver con lo que pasó o no pasó con su padre. No era su culpa. En realidad, el amor no correspondido no era culpa de nadie. Ni siquiera del padre de Lucila. “Eso es obra de la fatalidad”, le decía, “Cosas del destino, cosas de la vida, de las que nadie es responsable, ni culpable. Sólo pasan y debes reponerte, dejar de odiarlo a él y a ella.” “Tienes que olvidarlo. Ya pasaron muchos años y él está muerto. Buscar la manera de ser feliz, con alguien que te corresponda. Si lo buscas seguramente lo vas a encontrar. Eres una mujer linda, inteligente, joven. ¿Qué te impide rehacer tu vida?” Pero los consejos de su madre sólo lograban enfurecerla más y más. Y le hacían ver en su madre también una enemiga. Los años pasaron y ella nunca rehízo su vida. Lo intentó, pero estaba tan amargada y resentida que los hombres la rehuían. Cuando la abuela murió, todo cambió drásticamente en la vida de Lucila. Ya no tenía quien la defendiera de su tía, ahora estaba sola con ella en su casa. Y con el apoyo externo de Federico, su amigo de la infancia que, con el transcurso de los años, se había convertido en algo más. Se veían a escondidas, porque su tía, naturalmente, no aprobaba la relación. Ella odiaba a Federico y hacía lo imposible para que Lucila lo odiara. Y cuanto más lo intentaba, ella más lo amaba. Él era su contenedor, la valoraba, la consolaba en los malos días. La amaba y ella lo amaba a él. Eran el uno para el otro y la tía lo sabía, por eso se interponía en su camino. Él era lo único que tenia en este mundo. Era lo que ella necesitaba, representaba el amor que la vida le había negado primero al morir sus padres y luego al morir su abuela. Un día la tía llamó a Lucila, y le dijo que tenía que hablar con ella. Estaba feliz, exultante, desconocida. Esto llamó mucho su atención. Mientras se sentaba a la mesa de la cocina, donde iba a tener lugar la conversación, Lucila la vio tan bien, tan lejana a lo que era normalmente, tan desconocida, que pensó que tal vez su tía iba a comunicarle que había encontrado el amor. Su tía aclaro su garganta, y le dijo “Lucila ya tienes 19 años. No eres una niña, eres una joven. Ayer el farmacéutico me mando a decir que tenía que hablar conmigo con urgencia. Por eso hoy fui a verlo. Estuvimos hablando mucho, es un hombre culto, que está en muy buena posición, muy agradable. Él me dijo que te quiere y mucho, y me pidió tu mano. Ya se hicieron todos los arreglos. En dos meses van a casarse.” “No te preocupes, él se encarga de organizar todo. Tiene el dinero y los medios para hacerlo. Vos de lo único que te tienes que preocupar es de ser una buena esposa y complacerlo en todo.” Lucila no salía de su asombro, estaba atónita, petrificada. Tenía la boca seca y no podía articular palabra. Su corazón latía como nunca había latido. “Pero tía”, dijo, “Yo no lo conozco, no lo quiero, es un hombre muy mayor.” ¡Qué lejos estaba la pobre de convencer a su tía con esos argumentos! “Eso no importa Lucila, ya todo está arreglado. No puede volverse atrás. ¿No lo entiendes? Te casarás y punto, esta es la vida real.” “¡Pero yo amo a Federico!”, le dijo Lucila. “A mí eso no me importa”, le contestó. “Federico es pobre, no puede mantenerte y jamás podrá. El amor no pone comida en la mesa, el amor no te viste, ni paga las cuentas. El amor no sirve para nada, sólo confunde a las personas y las hace tomar decisiones estúpidas. Y eso no va a pasarte, para eso estoy yo, para guiarte y aconsejarte.” “No tía, yo no voy a casarme con él. No lo quiero, y podría ser mi padre, o mi abuelo.” “Lucila, yo te cuidé y te mantuve durante todos estos años, te di casa y comida. Tienes que casarte con él, me lo debes. Tienes que asegurar mi vejez. ¿De qué voy a vivir? Por cuidarte perdí muchas oportunidades en mi vida, estás en deuda conmigo.” No había salida, ni escapatoria. No le dijo nada a Federico, no podía decírselo, sólo dejó de verlo. Ella lo conocía, él le pediría que se escaparan, que dejara plantada a su tía y sus malévolos planes. Pero ella no podía y mucho menos debía hacerlo. Lo que su tía le había dicho tocó sus fibras más intimas. Ella tenía razón, era la que se había hecho cargo cuando murieron sus padres. Debía pagar su deuda. Lucila hizo lo que debía hacer, con toda la dignidad del mundo cumplió con su deber y pagó la deuda que tenía con su tía, casándose con quien no amaba. Ese mismo día Federico se fue del pueblo. El farmacéutico era un buen hombre, cariñoso. Ella fue su compañía en sus últimos años, siempre lo respetó y lo cuidó cumpliendo a rajatabla su deber de esposa. Cuando su marido murió Lucila volvió a sentirse sola, y sintió la necesidad de buscar a Federico. Ella ya era libre, nadie podía interponerse entre ellos. La pregunta era si él aún seguía queriéndola, si ella no lo había herido demasiado, como para que él ahora la odiara. Debía explicarle lo que había pasado, el porqué de su conducta. Y así fue como Lucila comenzó su búsqueda desesperada con la sola esperanza de que él la entendiera. Lo buscó e hizo buscarlo por cielo y tierra. Le tomó varios meses encontrarlo. Cuando por fin lo hizo, no hubo reclamos, ni preguntas de parte de Federico. Él la había esperado todos esos años, teniendo la certeza de que ella algún día sería suya, porque ese era su destino.

                                                                                         Recopilación; Alberto E. Contreras Mariño

RELIGIÓN Y EDUCACIÓN

Religión y educación son aspectos fundamentales en el ser humano; nacen de allí diversas aristas de reflexión y que sin apasionamiento planteare algunas cuestiones:
La Religión.- Como un acto de fe, de esencia humana de buscar un manto de protección, de guía, de temor al pecado y que posibilita un mejor comportamiento de la humanidad es importante y fundamental; la religión como un freno a todo desborde contra la dignidad y respeto en la sociedad sin lugar a duda es importante.
Pero la religión vista como institución u organización que recibe presupuesto del estado (y sin fiscalización), me parece mal; cuando los dirigentes de la iglesia se inmiscuyen en la política eso me parece sensurable, en la historia vemos muchos pasajes en la que la institución de la iglesia ha servido como instrumento a los gobiernos de turno; así mismo se vale del sector educación para tener presencia en las aulas a través del curso de religión.
Pienso que los políticos a gobernar, los profesores a enseñar en las "aulas", los sacerdotes a evangelizar en la "iglesia"; es decir "zapatero a su zapato". Las cosas son mejor por convencimiento que por imposición, y así debe ser..... o no???
La Educación.- Sobre la educación existen diversas opiniones y básicamente a cerca de su importancia e influencia en la construcción del ser humano. Algunos como Alberto Meraní sostienen que la educación es un mito o Augusto Comte sostenía que la educación no es necesaria para el hombre, le sobre y basta su experiencia; pero quienes creemos lo contrario, pensamos que la educación es fundamental para la construcción de los seres humanos, ésto en la medida que entendemos que la "educación" es también un valor humanos que permite una convivencia humana en el marco de respeto libertad y dignidad. La educación permite perfilar la personalidad del hombre (mujer, varón), ayuda a moldear conductas y comportamientos en un marco de cumplimiento de normas (disciplina), para que el "contrato social" de organización, respeto y aceptación, funcionen para lograr el bienestar general.
Cabe aclarar que nos referimos a la educación no como una mera instrucción, sino como el todo en el ser humano:
¿Pueden haber personas tremendamente educados y que no tengan instrucción -hasta analfabetos-?
¿Pueden haber personas tremendamente instruidas pero con cero educación?
Pero que la educación y la instrucción son dos cosas diferentes pero que si una persona tiene ambas es lo ideal que nuestra sociedad pretende lograr.

En el marco legal o formal se podria decir que la educación tiene "fines", o es que en si la educación ya es un fin de la "sociedad"; considero que en la medida que nuestra sociedad y fundamentalmente los gobernantes tengan conciencia de la importancia o rol que juega la educación en la construcción del hombre y la sociedad, se podrán tomar medidas mas concretas y trascendentes para mejorar nuestro sistema. Cumplir lo establecido en el Proyecto Educativo Nacional del Perú es y debe ser lo ideal para todos.

sábado, 24 de octubre de 2009

MIS RECUERDOS EN HUÁNUCO Y AYACUCHO

Huánuco y Ayacucho son las Regiones que mas satisfacciones me otorgaron. Huánuco por que es la que me vio nacer, donde aprendi a mirar el mundo, contemplando su cielo, sintiendo su clima y admirando su naturaleza; tierra donde me forme profesionalmente para luego, como todo provinciano, venir a la capital en busca de superación. Ayacucho, linda tierra con tradición e historia y la Universidad Nacional de San Cristobal de Huamanga, alma mater de la profesionalidad ayacuchana, centro de cultura y tradición; tabajar en ella me llenó de satisfacciones, conocí gente brillante con calidad humana, leal a sus compromisos.

Municipalidad Provincial de Huánuco
Lamento si, que en ambas regiones su clase dirigente no las entiende, solo las gobiernan bajo criterios de grupo e intereses personales. Huánuco como Ayacucho urgen tener una visión de desarrollo donde la red vial tenta total prioridad por uno o dos años, luego la educación donde la prospectiva en un contexto de calidad humana, el impulso al turismo, la organización de empresas productivas en un marco exportador - previa a ésta acción se debe realizar un mapa de potencialidades (compendio de recursos exportable) y zonificadas a fin de que permita una fácil localización para la inversión, la salud preventiva como prioridad de atrención.
Es prioritario que TODAS las entidades se distribuyan responsabilidades a fin de no duplicar esfuerzos, lograr la mejor utilización de los recursos humanos, materiales y fincieros. No cabe duda que en ésta perspectiva la UNIVERSIDAD debe reestructuras su rol, ya que la formación profesional debe ser compatible con las necesidades de la población y el mundo.
Arco de Huamanga
Un aspecto fundamental y prioritario es que la población y las autoridades de ambas regiones deben implementar políticas serias y con una profundidad real a cerca de la conservación del medio ambiente; el mundo entero ha tomado conciencia sobre éste tema, generar políticas que aborden con seriedad la realidad ecológica, cuidar los recursos naturales, la bolsa de valores no solo se dedique a monitorear los mercados sino tambien la demanda humana sobre el planeta; en síntesis la educación debe estimular el "vivir mejor y bien" y no solo el "ganar más", el calentamiento global y/o el efecto invernadero y sus consecuencias son las grandes circunstancias que nos debe llamar la atención.


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